Gracias por quedarte en mi Universo

martes, 7 de julio de 2009

Cuento de Autoestima

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Había una vez un joven, con baja autoestima, que recurrió a un
sabio en busca de ayuda...
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago
nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo
mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y
haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te
pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió
que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba
en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al
muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo
que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la
mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de
oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que
puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un
anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de
plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones
de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba
en el mercado –más de cien personas— y abatido por su
fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa
moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro
para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo
y ayuda.
Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que
me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de
plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del
verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó
sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero
valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor
que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y
pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca,
no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con
su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya,
no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos
obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es
urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle
lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú
eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo
puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la
vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo
pequeño de su mano izquierda.


fAPR7ROBivKG.jpg image by pixvirtual

16 comentarios:

≈♦ Mi Sentir ♦≈ dijo...

Que hermoso cuento amiga, me encanto y aprendi de el, espero estes bien besitoss y linda tarde para ti.

MAJECARMU dijo...

Arwen,buena lección y buen cuento..

Sólo quien nos conoce a fondo puede valorarnos..!!

Por tanto,hemos de pasar de comentarios y juicios superficiales..

Pero..lo mejor de todo,sería que nosotros mismos nos valorásemos..sin necesidad de ir a encontrar nuestro valor a otro sitio..!!
Mi enhorabuena y mi abrazo,amiga..Espero que estés bastante mejor..!
M.Jesús

HADALUNA dijo...

Precioso como todo lo que pones en éste rincón mágico.

Besitos con alas.

Manolo Jiménez dijo...

Palabras sabias, palabras llenas de sentido común pero que olvidamos frecuentemente.

Uno esta entrada a la anterior y quedo pensando, pensando. Gracias.

Abrazos.

Carolina dijo...

Es una gran historia, pero desgraciadamente hay pocos, o no hay, verdaderos expertos a nuestro alrededor que nos valoren tal y cómo somos. A lo largo de mi vida yo tuve la fortuna de dar con uno de ellos. Pero de eso hace mucho tiempo y no lo he vuelto a encontrar.
Besos!!

Unknown dijo...

Amiga... qué sabio el cuento, gracias por compartirlo...

un besazo enorme!!!

Le Fay ʚïɞ dijo...

Hay q querernos para q nos quieran... no hay mas...
un beso grande mi niña!! TQM!

Anónimo dijo...

Un excelente relato, de una gran profundidad, NADIE, te valorarà como tu lo haces, pues en la medida que te quieras a ti mismo, asi te valoraràn los otros...no puedes dar lo que no tienes...

Un abrazo

Nelson dijo...

Preciosa historia mi querida Arwen, con un mensaje cálido e inspirador, me encanta sentir que mantienes tu fuerza, tu actitud positiva, tu buena vibra y ese deseo de compartir todo lo bueno que hay en ti... y que es mucho.
Un cariñoso y fuerte abrazo, de tu amigo venezolano que aunque a veces se aleja, jamas te olvida.

elros dijo...

precioso la verdad ke si,nadie deberia juzgarte por nada ni por como hagas una cosa aunke en esta vida todavia se siga haciendo este post me encanto besazosss guapisima pasa buen dia,todo el mundo tiene un valor incalculable aunke a algunos les cueste reconocerlo chaito

Tomasson dijo...

Ya lo conocía amiga Arwen, es lindísimo y te enseña algo muy importante, que la apariencia no es nada, el valor de las cosa, personas está dentro. Un beso

Lujo dijo...

Hola Hola,
Este post se me resistía...mi PC se negaba a abrirlo....Creo que está como una cabra ;P
Tesorazo, muy buena fábula o cuento....¡¡Muchos deberían aprender!!!
Mil abrazotes!!!

Belkis dijo...

Muy buen cuento y muy a tono con el post anterior, el valor interior de las personas no se debe menospreciar sólo hay que saber encontrarlo. Un beso amiga

Laura-Sujami dijo...

Bellísimo cuento Arwen, muchas felicidades.

Un besito, Laura-sujami.

Amanda T. dijo...

preciosa fábula, el verdadero valor de las personas , lo mas bello es invisible a los ojos, un beso amiga.

Unknown dijo...

Me encanto tu cuento es similar a lo que me esta pasando porque en el internado de medicina todos los doctores me tratan muy mal y me dicen que no valgo o cosas así pero es porque no saben ver mi verdadero valor n_n

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